domingo, 6 de octubre de 2013

Pruebas de la crianza con apego

Hemos pasado una semana horrible entre gripes, bronquitis y cansancio...todos menos nenita. ¿Por qué? Por qué la bendita teta la ha protegido. Eso es criar dando lactancia «extendida».
Ayer nenita se despertó en medio de una horrible pesadilla llorando a los gritos y dando saltos. Papá en camino se volteó, la abrazó y la contuvo mientras yo le daba teta en nuestra cama. Todo el susto duró a lo sumo un minuto. Se volvió a dormir tranquila.  Eso es el colecho.
Este mes hemos tenido muchas actividades sociales (más de lo acostumbrado) y nenita es un poco seria. Pero entra a una fiesta tomada de mi mano y una hora después corre, juega y habla con los demás, cuando se siente abrumada regresa a darme un abrazo y a descasar. Eso es respeto por su personalidad.
Nenita lleva dos meses haciendo su caca mañanera en el baño de adultos, ya hasta avisa en qué momento lo necesita y casi no lo falla. Aprendió mientras jugábamos a sentamos y conocer el «poty» el resto del día ella usa pañal y si desea la llevamos al baño. Eso es respetar sus tiempos.
En el supermercado escuché una señora criticándonos porque nenita estaba llorando y se sentó en el piso, nosotros nos sentamos con ella (nos pusimos a su nivel y le hablamos). Duró más ella criticando qué la mini pataleta qué mi hija tenía porque estaba cansada después de dos horas de compras. Eso es disciplina en positivo.
Mientras alguien le dice a la hija que si no come le pegan, la castiga o la sigue por la casa mientras la nena se niega a comer nosotros permitimos a nenita comer a su ritmo, si un día no come no nos traumamos ni la obligamos, si otro día solo come fruta le damos ese gustito y cada día venía a nuestra bebé comer con buen ánimo, tranquila y con un apetito envidiable. Eso es respetar su aprendizaje para comer.
Cuando he perdido la paciencia y le he hablado con desgano a mi enana, cuando le he hecho esperar porque mamá está ocupada, o cuando siento que fallé aprendí a perdonarme por mi humanidad y egoísmo y a pedir perdón a mi hija sinceramente y sin dramas. Eso es crecer cómo madre.

Y no, no somos prefectos no estamos haciendo un listado de virtudes, sólo estamos repasando que vamos por el camino que queríamos construir con nuestra hija y vemos que lo que nos han dicho que no se podía, o que no se debía, da frutos. Y de eso si estoy orgullosa

1 comentario:

  1. Es que no es para menos... Si una ve que ha ido pudiendo cumplir exitosamente los objetivos que se marcó, hay que estar orgullosa. Besotes!!!

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