martes, 22 de mayo de 2012

Una caricia inesperada

Papaencamino y yo salimos a caminar por las tiendas del mall (que acá entró la época lluviosa en medio del caribe y llueve torrencialmente  un día sí y otro....también). De paso, quería aprovechar para ver la nueva colección de mi tienda departamental favorita. 
Cuando me acerqué a ver un corralito di-vi-no un niño de unos cuatro años (máximo 5) rondaba el corral, al coincidir de frente me vio, me abrazo la barriga y me dijo: que lindo, un bebé que va a nacer. Quedé petrificada, casi a punto de las lágrimas, los niños de verdad que tienen la pureza reflejada.

3 comentarios:

  1. Qué lindo! Si vieras a Parrulín acercándose a bebés ajenos cuando lloran y explicándole a los padres que tiene un gas...

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  2. Sigo conmovida, los niños son la cosa más pura del planeta, ellos ni siquiera hacen distinciones sobre si conocen a la persona, no tienen límites para querer, como Parrulín, que me tiene enamorada con sus cosas!!

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