Después de recordar la violencia obstétrica quiero compartirles mi experiencia de parto respetado. Para muchas, mi historia no ejemplifica un parto humanizado porque hubo mucha instrumentación, pero voy a explicar por que.
Desde que empezamos el control prenatal a las 8 semanas supimos que teníamos un problema, mi cuello uterino era demasiado corto para dar soporte al embarazo. Todos los días tenía que usar progesterona via vaginal para cerrarlo, sí no lo lográbamos tenía que operarme con un cerclaje.
Me salvé de la operación porque tenía placenta previa, así que cerramos mi cuello con medicación. A las 39 semanas me puse de parto con un cm de dilatación y el cuello borrado en un 30%.
Guapísimo hizo un tacto y me dijo que podía tener parto vaginal, pero que dilatar sería difícil porque tenía el cuello muy duro a causa del medicamento. Le pedí ayuda y me hizo ruptura de membranas, no me dolió y yo se pedí porque ya sentía que estábamos listas las dos.
Después de 12 horas el cuello del útero no cedía pero las contracciones eran fuertes y continuas. De nuevo guapísimo nos reunió: había que ayudar al cuello, podía usar citotec o un globo que ayudaba a estirar gentilmente el cuello. Me decanté por la segunda, era más sencillo y tenía menos químico. Ya una vez usé citotec y es una dilatación dolorosa y forzada.
Pasaron 12 horas más, las contracciones seguían y aumentaban pero el cuello borraba poco. Me hicieron caminar, me dieron masajes y baños. Varios estudiantes querían ver el método que yo escogí y me trataron muy bien, con mucho respeto, hasta aprendimos juntos y se volvieron un apoyo cuando necesitaba algo.
Después de alcanzar 3 cm y sentir las ganas d empezar a pujae, mi cuello no ayudaba. Estuve seis horas más esperando y en la mañana me pasaron a parto con 4 cm y sin borrar. Ya el dolor era muy largo y de nuevo se me consultó: sí deseaba una cesárea de una vez o sí permitía el uso de oxitocina. Usé la segunda opción.
Estuve seis horas en labor de parto con suero, pero me trataron tan bien que daba gusto: me permitieron caminar, bañarme, mi esposo estuvo conmigo, mi matrona era súper delicada, pude usar diferentes posiciones y logré que mi cuerpo llegara a8 cm y borrar al 90%.
Pero en un parto una pone y el hijo dispone: cuando alcancé 8cm, el parto se estancó: nenita venía de cara y, se quedó pegada en el canal de parto (le quedó una seña). No quedaba más que cesárea. Guapísimo estaba triste porque lo habíamos intentado tanto, pero yo lo decidí tomar mejor.
En el quirófano sí estaba asustada, guapísimo no pudo operarme pero me dejó a cargo de un anestesista que me dio apoyo y contención cuando más nerviosa estaba. Tuve una epidural poco dolorosa y en un momento empecé a tener pánico pero el personal se portó muy bien, me sentí acompañada a pesar d estar amarrada en una cama, me llevaron a nenita apenas nació y me consolaron cuando me puse a llorar. Me durmieron para coserme porque me entró claustrofobia, pero al despertar tenía a nenita conmigo y con mi esposo. Iniciamos la lactancia y no nos hemos separado desde ahí.
todo el período de recuperación fue excelente, hasta me ayudaron a bañarme, me enseñaron a amamantar, sacar el aire...una estadía sin violencia y casi como en un hotel.
Creo que se puede respetar a la mujer parturienta, sólo es necesario tener voluntad y amor por lo que se hace, porque el parto que les conté se dio en un hospital público.
Qué momentos más emocionantes. Aunque no salió como seguramente esperábais, me alegro de que todo el mundo te hiciese sentir tan bien a pesar de todo y te preguntasen a cada paso cómo preferías continuar con el proceso. Un ejemplo claro de que el trato que de el personal que atiende el parto es más importante (por lo menos según mi puento de vista) que las técnicas/métodos del parto en sí.
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