Hoy salí con nenita para comprar zapatos de bebé, de esos hermosos con flores y lazos que las abuelas llaman precaminadores. Iba yo muy feliz imaginando zapatos con cintas, sandalias con hebillas y me encontré el absurdo más grande: tacones para niñas.
Y no, no eran zapatos infantiles, eran mini versiones de zapatos dignos de una prostituta: horribles sandalias plásticas con tacones y mini plataformas, zapatos de tacón que me recordaban a la pata Daisy, zapatos con cuñas. Y en tallas tan ilógicas como la de nenita!!
Salí de varias zapaterías infantiles con la «peluca parada» pensando que diablos puede suceder en la mente de quien los vende, pero peor, en las personas que los compran y las chiquillas que los usan. Yo ni loca dejaría a mi hija comprarse un par así, y no me importa que tanto llore, grite o patalee. Hay mucho tiempo para usar esos zapatos que deforman los pies, causan callos y demás dolencias. ¿ Para que correr?
Y pensé en todos los pies maltratados, deformados, en la posición que adoptan esos cuerpos en formación cuando usan esos tacones de hasta cuatro centímetros cuando el pie apenas sí se está formando. Y vi a varias dependientas mirarme como sí fuera marciana cuando les preguntaba sí esos zapatos de vedad estaban a la venta, una hasta me dijo que eran la moda (y me criticó por buscarle a mi beba unos zapatos plateados!)
Y que no me digan que soy anticuada, es que los tacones son antinaturales en las bebitas que calzan 20! (4 usa).
¿Cual es el afán de vestirlas cómo mini viejas? ¿A que van a jugar esas nenas entaconadas? Yo recuerdo hacer tomado prestados los zapatos de mi abuela y caminar tambaleante con un bolso por la casa mientras jugaba a grande, para después salir corriendo en mis zapatillas a saltar, a ser una heroína o cocinar pasteles de barro. Y en la adolescencia esperé llegar a cierta edad para usar tacones, para usar maquillaje, para ir envejeciendo. A estas nenas, que les quedará para esperar, para crecer?
Mamá en camino, aprendiendo del arte de la maternidad a través de la única fuente creíble... la experiencia
jueves, 29 de agosto de 2013
Entaconadas y con pañales
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Yo alucino con esas cosas también. Todas nos hemos puesto los tacones de nuestras madres o nuestras tías para jugar en casa pero una cosa es jugar un ratito y otra es salir a la calle así. Lo primero, que no es saludable y, lo segundo, que se pierde la ilusión de cuando tienes tus zapatos con un poquito de tacón (los míos vinieron a los catorce o quince años y estaba encantada). Jajaja. Besotes!!!
ResponderEliminarLos niños ya crecen demasiado rápido como para que además los padres (seguramente más las madres en este caso) les vayamos metiendo prisa. Creo que las niñas no piden los zapatos, son demasiado pequñas aun. Son las mamás que quieren llevar a sus hijas como a estrellas de cine. Es ridículo.
ResponderEliminarY lo peor es que pareciera ser normal destrozar los pies de una criatura tan frágil. Y ya ni hablemos de las mamás que maquillan a sus bebas!
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