Son las dos treinta de la mañana. Me quedé planeando mis lecciones del mes y se me paso el tiempo, estaba de nuevo absorta en mi trabajo cuando nenita lloró reclamando a su madre.
Esperé a apagar la computadora, lavarme los dientes deseando llegar y encontrar a la nena dormida, pero lo qué hallé me mató: nenita estaba sentada en mi lado de la cama enojada por mi ausencia. Me recibió con el seño fruncido, se acostó y se durmió nada más tocar la teta.
Ella sí sabe decirme cuáles son mis nuevas prioridades.
Mamá en camino, aprendiendo del arte de la maternidad a través de la única fuente creíble... la experiencia
martes, 26 de febrero de 2013
Mi prioridad
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