viernes, 14 de diciembre de 2012

Madre contra madre

Hace días vengo leyendo una especie de descontento entre madres bloggers porque hay una división, una guerra entre crianzas. Y está semana lo vi muy claro en un blog que sigo donde la autora, con un tono mordaz se refiere a las madres naturistas como intolerantes. En los 60 comentarios que le siguen TODAS las mamás hablan pestes de las madres naturistas y dejan claro la división que llaman crianza natural (colecho, parir natural, lactancia,etc.) y crianza artificial ( dormir sólos, biberón d fórmula, coche para pasear, etc.)
Y no veo esa obsesión madre contra madre normal. Yo soy d las que aconsejan en foros y siempre he defendido la crianza con apego, casi siempre con el mismo resultado: alguien me dice que no, que estoy equivocada, que mi hija va a fracasar, que no lo hago bien. Y entonces me entra el coraje porque si hay un espacio abierto a la opinión y yo doy la mis no espero ser atacada, y no comprendo ni comparto eses afán por crear polémica.
Igual se vive en el mundo 1.0: mis tías no dieron teta jamás porque requete abuela decía que era aburrido y esclavizado, así que tengo que oirlas con «otra vez teta, que cansado, que malcriada» y esa campaña de sáquela de la cama que me aturde.
Ser mamá es complicado, sobre todo cuando una va a ciegas sin saber si hace bien, ser primeriza es un caos y la presión por ser perfecta y además caer bien a todos ya es demasiado. ¿Entonces por que nos complicados más queriendo ser las dueñas de la verdad absoluta? Todas hemos dudado, experimentado y hecho lo que mejor nos sale, con aciertos y errores que nos atormentan bastante cómo para que todavía alguien de afuera nos señale con el dedo acusador.
Que si doy teta, que si doy fórmula, dele leche de vaca y duerme más...bueno, cada una sabrá por que lo hace, tal vez esa mamá con biberón no aprendió a dar teta por falta d oportunidades, o tenía tanto dolor que se rindió ¿Podría usted señalarla sabiendo, por ejemplo, que usted lloraba del dolor de pezones?. Criticaría a esa madre que está obsesionada con que el bebé duerma sólo en su cuna sin saber que no puede dormir porque trabaja 10 horas de pie? o a la que desea dormir con su hija porque teme al síndrome de muerte d cuna porque no podría perder otro hijo?
Las madres somos humanas, a veces por más que leamos, estemos d acuerdo con una teoría, hayamos vivido x experiencias caemos en el sitio gris de «yo jamás» y en la desesperación probamos lo que dijimos no. Y nos equivocamos porque tenemos meses sin dormir, sin comer, siendo una versión nueva de la que eramos antes y no siempre tenemos la claridad de actuar cómo dice el mundo, la sociedad, rosa jove ni el pelado de stivill.
Se de madres que creían beneficiar a sus hijos dejándolos dormir solos porque eso les dijeron, leyeron y entendieron y, un día de tantos van, sacan al bebé de la cuna y lo duermen con ellas porque así lo creyeron bueno. Hay mamás que cargan a sus hijos con la espalda molida de cansancio porque quieren y les da miedo usar un fular porque en esa tela se ahogan, pero aún así los portan en brazos siempre y no hay fuerza que las haga cambiar de parecer.
Y todas estamos igual, todas hemos tenido esa batalla entre o que sé y lo que hago, entre lo que me dicen y lo que terminó haciendo. Y hasta las decisiones que tomemos «egoistamente» pensando solo en nosotras son producto de nuestras vivencias, nuestros miedos y expectativas. ¿Para qué entonces pelear si todas estamos igual d e confundidas, asustadas y seguras d e hacer lo mejor para nuestros hijos?

1 comentario:

  1. Es el tema de siempre. Creo que una madre siempre hace lo que considera mejor para su hijo, y si decide tenerlo, criarlo, educarlo, alimentarlo... de una u otra manera seguramente será porque piensa que es lo que le conviene, porque nadie quiere más a ese niño/a que su madre. Nadie tiene la verdad absoluta en estos temas ni nadie conoce al 100% las circunstancias ni los motivos de las demás para inclinarse por una u otra opción. No son buenos ni uno ni otro extremo, a mi parecer, ni mucho menos querer imponer la opinión propia a los demás.

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