Nenita estaba hoy en un castillo inflable en las fiestas de pueblo. Solo había un juego para niños pequeños y mi hija, mitad humano racional (heredado de mí) y mitad cabra de monte (acertaron...no heredado precisamente de mí) decidió meterse al más grande de los juegos, con dos toboganes inflados, pared escaladora, cuerda de rappel...todo un reto para el más aventurero de los niños y al que sabía yo, o pensaba, mi nenita de 16 meses no iba a hacer frente. Error mamá, una no debe subestimar el valor de una nena curiosa.
Y entonces sucedió algo que me removió el corazón. Un niño de seis años escaló con gran agilidad la pared, y al ver a nenita que no era capaz de subir le lanzó el mecate y cómo sí fuese un bombero salvando a una víctima le ayudó a subir. Le daba instrucciones, halaba la cuerda con fuerza y mi pequeña iba ayudándose a subir. Atrás, otro niño vio la escena y subió a empujar a la beba hasta que pudo llegar bien alto y mi hija, feliz, se lanzó resbalada.
Yo desde abajo veía la escena muerta, primero de miedo por sí algo pasaba (casi irreal en un juego tan seguro pero una es madre y de todo se asusta) y después conmovida de ver tanta solidaridad entre niños que se supone no comprenden de estas cosas.
Y me dí cuenta que los que no entendemos nada somos los adultos, incapaces de ayudar a otro a subir porque nunca tenemos tiempo, porque odiamos la competencia, porque queremos ser los únicos que logramos algo bueno...
Y que recibieron a cambio los dos héroes de mi Nena? Una sonrisa sincera y un momento de satisfacción. Y eso les bastó.
Mamá en camino, aprendiendo del arte de la maternidad a través de la única fuente creíble... la experiencia
domingo, 13 de octubre de 2013
Sí todos pensáramos como niños
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Qué bueno!!! Que vivan los mini-super héroes... Ya podríamos aprender nosotros a veces de esos ejemplos de solidaridad... Un besote!!!
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